Bienvenidos a mi Blog

Cada vez iré recordando y escribiendo más. Y el recuerdo es el idioma de los sentimientos, si... Amo vivir así, lacerándome dulcemente... Además parece que me especializo en causas perdidas, las pierdo primero y luego me largo tras ellas como una loca. Igual que Oliveira.
Amo a Julio Cortazár.

miércoles, 6 de abril de 2011

Cantares- Enrich Heine

¿Qué inesperada fiebre me devora?
¿Qué ponzoñosa indignación me inflama?
Hierve en mis venas siempre abrasadora;
arde en mi pecho repentina llama.

Un sueño¬¡triste augurio del destino!¬
mi pobre corazón hizo pedazos:
el hijo infausto del anoche vino
y palpitante me llevo en sus brazos.

Transportóme en sus brazos voladores
a una mansión magnifica y brillante;
todo era luces , música y flores;
abierto un salón vi; pasé adelante.

Allí, nupcial festín, mesa fastuosa
¬¡Que sorpresa gran dios!¬ ¡era mi amada!
Era mi amada, como siempre, bella;
y era un desconocido el nuevo esposo.

Acerquéme temblando, y detrás de ella
aguardé, conmovido y silencioso.

La música sonaba y de amargura
llenaba ,aún más, mi corazón herido
ella estaba radiante de ventura;
él estrechaba su mano embebecido.

Y llenando la copa transparente,
la probaba, y después se la ofrecía:
ella al labio llevábala sonriente.
y era mi sangre ¡Ay dios! lo que bebia.

Una manzana de purpúreo brillo,
ella, amorosa, entonces le brindaba:
hincaba él en la fruta su cuchillo
¡y era mi corazón donde lo hincaba!

Mirándola después con embeleso,
tendía a su cintura el brazo fuerte,
besándola por fin, ¡y el glacial beso
sentía yo de la aterida muerte!

Hablar quería, pero el labio mío
mudo estaba al reproche y a la queja;
la música rompió con mayor brío;
lanzóse al baile la feliz pareja.

Giró en torno a mí, vertiginosa
la multitud gentil y alborozada;
el esposo, en voz baja, habló a la esposa
que encendida oyó, mas no enojada.

Y huyendo de la enfadosa compañia,
salieron del salón con pie furtivo;
yo les quise seguir, y no podía:
estaba medio muerto y medio vivo.

Junté las fuerzas que el dolor nos roba,
y por palpar mi desventura cierta,
llegué arrastrándome a la nupcial alcoba,
y dos viejas horribles vi a la puerta.

Era una la locura, y la otra la muerte,
espectros al umbral acurrucados,
que un dedo seco, tembloroso, inerte,
posaban en los labios descarnados.

Horror, espanto, y duelo, todo junto,
lanzó un grito mi alma desgarrada:
después eché a reír, y en aquel punto
me despertó mi propia carcajada.


Love hurts...



          

1 comentario:

  1. Creo que sí...
    elegíste volverte loco por conveniencia,
    pues la muerte te hubiera dado descanso y amí...
    días de paz sin culpa alguna!

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Hola... si ves esto
realmente algo movió en tu interior
me alegra que haya sido asi,
Y puedes decirme lo que quieras

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