¿Que cuál fue mi objetivo esta vez? Pues, un poco de incienso de sándalo y la película que no sirvió de Biutiful.
Acabamos de llegar de la calle, de la zona rosa y aledaños: andábamos de paseo por ahí, buscando, según, un bazar de pantalones desde 49 pesos. O sea, nada más perdíamos el tiempo por ahí. Y yo no había comido nada desde la mañana, a eso de las nueve; ya pasaban de las cinco cuando encontramos a mis padres en la estación del metro señalada. Tenía hambre e iba pensando un poco en escribir lo chido que platique con Beky. Es decir, esta vez sí pude hablar yo. Sugoe!!! Era y es casi increíble el hecho de que yo le platicara del chico del que me enamore en el camión, de unas cosas de Kyro y Aracely, puesto que surgió el tema de mi hermano y de que ella quería robarle un beso. Entonces le pedí que no lo hiciera y le expliqué que mi hermano termina odiando a las chicas, en especial a mis amigas, que lo besan a la fuerza. Tú sabes como es mi hermano de especial en eso de las mujeres, incluso algo quisquilloso diría yo, pero bueno que se le va a hacer. Ya pues iba yo hablando de eso y luego empecé divagar un poco, según ella me entendía y yo le dije: es que hablo como pienso. Si, si tienes suerte de tener a alguien como yo que te entiende. Ella cree que me entiende, a veces me pregunto si es así, si de verdad me entiende. Ojala así fuera.
No entiendo cómo es que los seres humanos siendo tan egoístas buscamos compartir, una cercanía, un reflejo en el otro. Un yo que sé, algo que te obliga a mirar los ojos de un extraño y hablar de amor a primera vista. No comprendo porque nos buscamos lo unos a los otros como murciélagos en un campo abierto, como una pulga busca un trozo de piel mientras se encuentra a punto de ser examinada bajo el microscopio, como algo que nadie sabría precisar bien, si es que alguien además de mi se para a pensarlo.
I Heard the news today oh boy… and the news was:
El rector de la unam hizo una capsula de tiempo en la cual metió cosas de estos días y que se abrirá en cincuenta años, es decir cuando yo tenga la edad de mi abuelito hoy en día: 68. Me pareció interesante, de hecho, maravilloso, yo creí que ya nadie creía en el futuro.
Oh mi cuarto huele tanto a sándalo… mmh una delicia. El sándalo en la piel, en su piel.
También hoy conocía a una amiga de Rebeca que se llama Sulem, la cual me agrado y según esto quere estudiar dos carreras, una y luego la otra; y terminar un doctorado de derecho. Su otra carrera es la psicología, le pedí que me hablara de ella, y para tal efecto tuvo que sacar sus apuntes. Oh si gran doctora que va a ser si saca sus apuntes. En si no me dijo nada que no supiera, bueno si, una cosita: rino algo.
O algo así, no me acuerdo bien, el punto es que eso es una especie de trastorno ligero, en el cual el susodicho no puede tener una relación sexual si no hay cierto aroma presente.
Rebeca dijo: oh esa es la tuya Mary. Odio que me diga Mary pero que le vamos a hacer. Jejeje.
No sabía ella, Rebeca, que era un fetiche y medio le explique, pues de inmediato se sonrojo y se puso a mirar el suelo; íbamos encaminando a Sulem a la salida, ya no le hable de fetiches.
Y le dije a Sulem que mejor hablábamos mejor otro día. Si bye, bye… ya veremos el viernes.
Había otro de esos detallitos que la gente moral llama fijación, el cual Sulem dijo que era terrible, el de un hombre que, siguiendo las palabras exactas de su ejemplo:— te ha pasado no? cuando vas en un micro y se te re-pegan.— Afirmó, ella, con la cabeza como si hubiese dado con el hilo negro del mundo.
Vaya súper ejemplo. Y a mí que me encantaba que Omar se apretara y se frotara así contra mí; por lo tanto él era un pervertido, yo pervertida... par de pervertidos… oh how did it happened, I’ll do anything just to be her girl… —Incluso hay unos que se masturban— se oyó de nuevo la voz de Sulem al ver que no decía nada; a Rebeca se le marco una enorme mueca de asco al oírlo.
Yo no dije nada. Oh que rico pensé yo mientras imaginaba a Omar frenético jalándosela frente a mí, diciendo entre jadeos: “quieres tu lechita”… pero claro, hay que aparentar indignación, compasión, empatía y/o eso por las pobres mujeres abusadas de esta manera. Pregunto apenas con asombro en la voz:
—Ah sí!?,—no logro evitar sonreír y para disimularlo me subí el cuello ruso de mi suéter a la barbilla ocultando mi sonrisa y mi sonrojo —¿En serio?— Recalco con fingida sorpresa.
—Sí. —y asiente de manera concienzuda cerrando un tanto los ojos, Rebeca esta que no aguanta la idea y yo... Que delicia Omar… le digo mientras me lo trago todo y él me sonríe presuntuoso desde arriba.
Me acaricia el rostro, orgulloso de lo que le hago con mi boca…
—Que malvados— dice Rebeca, y ya empezamos a caminar, y Sulem, iba diciendo algo más pero ya no la oí tanto. La miraba como con cara de que entendía lo que estaba diciendo, aunque ya iba sumida en otras ensoñaciones. Rebeca en este caso era la más interesada, en seguida ella empezó a hablar, en este punto es más femenina que yo pues siempre mete el típico: “entiendo lo que dices o lo que te pasa, me ha pasado lo mismo…” Luego de eso comienza a hablar y ya no puedes agregar nada más. Ptttt, luego Sulem se fue. Beky y yo fuimos a la biblioteca, ya le mostré mi scrapbook. Y si le dedico atención, no tanta como habría deseado, pero no se puede pedir más viniendo de un Aries.
También, antes de ponerme a fantasear con su fantasma oí decir a Sulem que realmente cuando queres olvidar a alguien, mientras más lo intentas más lo recuerdas. Y que había un truco para que esto no fuera así. Recordamos a color; yo con olores y sabores y texturas y sonido y todo. Y así pues el famosísimo truco es convertir tus recuerdos a blanco y negro.
Oh vaya… Every time you close your eyes dicen los Arcade Fire.
Ahhh, si suena lindísimo, a ver si funciona.
—Pero hay un enorme problema con eso. —le dije a Beky (que para el caso es Rebeca pero es muy largo) cuando salimos de la biblioteca y ya había mirado mi scrapbook. Me pregunto si debería enseñárselo a Aldo… el scrapbook, no el truco.
—El problema, —le dije ahora si a Beky-Harley, —es que su piel era blanca y su cabello negro.
De inmediato me pregunto:
—Qué color no te gusta?—
—Rosa —conteste yo automáticamente.
—Si piensa en rosa, rosa mexicano— añadió con entusiasmo infantil revoloteando a mí alrededor, —recuérdalo en ese color.
Y justo íbamos pasando por la reja esa que protege al cocodrilo de ojos de dos colores donde causalmente algún ocioso había dejado un envoltorio rosa de aluminio, rosa casi mexicano.
—Oh y apareció justo cuando dije rosa mexicano— decía Beky al borde de gritar.
—Sí, sí, el destino!— dije tratando de que se calmara. Destino? Casualidad? Ya pues lo quite de ahí y finalicé con un:
—lo pegare en mi scrapbook!
Y ahí está por si un día quieres verlo.
Rosa mexicano... |
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Hola... si ves esto
realmente algo movió en tu interior
me alegra que haya sido asi,
Y puedes decirme lo que quieras